Si hay una bebida característica en cualquier fiesta es sin duda el cava. Icono de celebración, de eventos distinguidos, con su tono dorado, espumoso y sabor ligeramente afrutado, es un acompañante excelente si lo que quieres es brindar con tus amigos y celebrar cualquier evento.
A pesar de que es una bebida muy socorrida (como su competencia directa, el champán), lo cierto es que muchas personas desconocen que la forma de conservarlo es clave para que el sabor sea óptimo una vez quede servido en las copas.
Pero para eso estamos aquí, en Ibergastro vamos a contarte cómo se produce el cava y 5 claves para conservar bien este brebaje tan maravilloso y agasajar a tus invitados.
El cava es un vino espumoso que se produce principalmente en la región de Cataluña, en España. Se diferencia del champán no solo por su lugar de procedencia (de Champagne, Francia), sino también por el tipo de uva y el proceso de fermentación, que en el caso del cava cuenta con una maduración que puede llegar a durar hasta varios años.
Para producir el cava, se seleccionan primero las uvas de las variedades Macabeo, Parrillada y Xarel-lo, recogidas de forma manual y seleccionando cuidadosamente aquellas que tienen un grado ideal de madurez.
Una vez seleccionadas, se lleva a cabo el proceso de vinificación para extraer los sabores y aromas que produce cada variedad de uva. Así, mediante la maceración y la fermentación de la pulpa se va poco a poco creando el cuerpo de la bebida.
Tras el proceso de vinificación, llega la segunda fermentación cuyo objetivo es generar las características burbujas. Para ello, se añade levadura y azúcar a la mezcla ya generada, de tal modo que la levadura convierte el azúcar en alcohol y dióxido de carbono.
Acabada la segunda fermentación, el cava se deja madurar durante un periodo concreto, que puede ser desde unos pocos meses hasta varios años, dependiendo del sabor y el punto de maduración exigido. Para ello se guarda en bodegas con control de temperatura y humedad.
Finalizada la maduración, se embotella el cava sellándolo con un tampón de corcho a presión, con un proceso de estiraje que consiste en inclinar la botella para que el cava se mezcle con el residuo de la segunda fermentación. Esto le da al cava su sabor característico y su burbuja suave y elegante.
Ahora que has visto el proceso que hay previamente a llevar el cava a tu mesa, es hora de que sepas cómo conservarlo de la mejor manera posible para no estropear su sabor y características:
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